martes, 27 de marzo de 2012

Intenso Extraño

La apatía es la generadora de las más grandes y pesadas frustraciones. El no tener ganas de hacer nada más que perderse en la respiración sabiendo que hasta dentro de unos anos nada vale la pena. Estar sentado en un sillón escribiendo sobre las no ganas, bebiendo un café con grapa después del almuerzo y escuchando a Coltrane es una manera extraña de sentirse un inútil. Es evidente que la cabeza funciona y funcionan también las teclas. Funcionan las ganas de hacer. También funciona el cuerpo para hacerlas. Lo único que falla, pequeño detalle, es el lugar. Donde puedo hacer yo lo que quiero hacer? Estoy mal acostumbrado a habitar en sitios donde “se puede hacer”. Sitios donde hay gente “con quien hacer”. Juntarse a beber una cerveza y hablar entre humos muertos de minutos vividos al caer la noche, esas noches que nos encuentran de repente corriendo entre techos amarillos y cuerpos negros hasta abrir la puerta del café bar donde ese trío de piano contrabajo y guitarra hacen cosas que parecen imposibles. Donde uno “puede hacer”. Esos lugares donde Bien se Esta al descargar esa mierda que queda luego de juntar palabras que nos e dicen durante 9 o 10 horas. Un amigo, otro cigarro y otra cerveza. Otra amiga, otro cigarro y otro café. Se acumulan los días de a cientos formando anos de una intensidad que hoy por hoy extraño. Los acordes gordos de un bajo reggero, el Pablo en el escenario con sus chicos. Los ensayos con amigos y mi hermano. Miles de razones y de kilómetros me separan de ellos. Hoy tengo una nueva vida que por vueltas del destino hoy me pone apático. Apático… que me suena a patético. Hoy, que tengo ganas de comer mundo, hoy que tengo ganas de quemarme al sol como un vampiro sediento de tinta, hoy que moriría por una bocanada de Gitane en Paris, hoy, que el sol agobia lo suficiente como para desmayarse en la playa, hoy, que mi cabeza tirita de calor y de ideas melódicas conformes y deformes, disonantes ideas me pueblan las puntas de mis pelos hasta botar por mi lengua hasta los dedos. Hoy que mis ojos vacilan al verme vivir al espejo, yo estoy preso. Estoy encerrado en este lugar donde el viento me trajo para secarme al sol. Solo toca el saxo, solo toca un bajo y batería… yo te acompaño. Es que mi ser necesita esa comunión. Es que mi ser me necesita.