jueves, 21 de julio de 2011

Una Obra de Arte

Una Obra de Arte

Doy forma en un mármol, poco a poco los pedazos caen y mi sueño va viendo la luz. De a poco un ala se va descubriendo. Un pelo abundante y largo le cubre el cuello, la mejilla izquierda y uno de los ojos de una mujer alada. Sigo tallando y una clave comienza a nacer. Es una clave de Sol. La misma que ilumina mi universo. Millones hay en el universo, aunque ésta es para mí. Los senos descubiertos de la música son la musa de tantas letras y tanta felicidad. La espalda alada da la nota del misticismo que guarda una conexión eterna entre el humano y dios. Sus piernas están cubiertas por algún tipo de sábana o trapo deshilachado, raído, desprolijo, como la esencia del artista que la talla poco a poco. Va encontrando la luz mi sueño tan irónicamente soñado. Sueño un ángel musical. El mármol es duro y el cincel se desafila. Me despreocupo y comienzo a rasgar con mis uñas hasta poder darle forma. Mis dedos sangran extasiados sobre la escultura. El rojo tiñe la cara del ángel musical. Al secarse formo parte de ella y la piedra porosa se embebe de mí. Es una comunión momentánea y eterna. Es un juramento eterno. Es un compromiso inquebrantable. Mis dedos duelen hasta la muerte. Mis lágrimas felices ruedan por mis mejillas y comienzan a gotear en las suyas. Somos uno. De repente, del ojo visible brota una lágrima. Sus labios dejan asomar una sonrisa por su comisura. Un pestañeo, otro más. Me mira. Sus ojos son del cielo. Me dice que no tema. La sangre le dio el color de la piel. Me abraza. Me besa. Su beso tiene gusto a miel. Sus alas me cubren y acarician mis mejillas. Se levanta descalza entre las piedras de lo que fue alguna vez. Cada pisada muele su propio ayer. Cada momento presente sepulta un segundo pasado. Con su movimiento de alas nutre mis pulmones de vida y con su saliva llena mi corazón de gozo e inspiración. La miel endulza mi vida. La miel es su amor hacia mí. Estoy paralizado por la sensación de felicidad. Sus ojos me miran. Sus pelos se agitan al viento del cielo en el que estamos. Un instante y sus dos ojos se clavan en los míos. Veo un completo universo en cada uno de ellos. Todos los soles, todas las lunas. Todos los sentimientos que tuve, que tendré, que tuvieron y tendrán todos los seres de la galaxia, todos los seres vivos en amor-nía que bañan con estelas espumosas cada rincón de cada cuerpo con miel infinita y nos guían hacia la felicidad, la plenitud, el bien-estar. Ese ángel fue mío. Aunque nunca lo fue. Yo fui de él, aunque nunca lo fui. Juntos hicimos el amor en un sueño. Se hizo luz. Se hizo vida. Y me alentó a escribirle. Y será así por siempre, a cada momento. Entonces vuelvo a abrir mis ojos. 

1 comentario:

  1. pues sí que te inspira la música, chico!
    A la tinta tampoco le das nada mal.
    Me alegro de que te hayas decidido. besos

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