jueves, 1 de diciembre de 2011

Vidas a Prueba

Mi corazón vibra, mi corazón va al galope esta tarde previa al invierno, previa a mis treinta y seis, previa a los fuegos de artificiales... fieles representantes de un año de artificios. No por ser artificial, no para mí. La burbuja de vida vieja ha quedado años atrás en el pasado. La burbuja atemporal que guardaba mi ser en su primera vida rompió aguas y dejo que me modelara nuevamente. Mis ojos cobraron la chispa otra vez. Los días se iluminan a diario aunque me aburra o llueva. La historia es otra. Esto recién comienza y todo a mi rededor cobra una vida que no tenía. Me siento bien. Suena bien. Mis dedos tiemblan al escribir y mi mente reposa en algún lugar que desconozco mientras las cosas salen de lo más profundo de mí. Aprendí a perdonar y lo desaprendí también. Vuelvo a estudiarlo a diario y no siempre apruebo la maldita materia. Las historias pasan a mi lado dejando que la mía se pasee a su aire y yo lo disfruto, lo gozo, lo deseo. Y me vuelven a joder por boludo, pero vuelvo a levantarme y a trabajar el perdón. Depende el día puedo llegar a aprobar con creces como lo haría un monje guerrero, otros días me enveneno en lo más profundo de mis rencores y odio con fuerza, tanta fuerza como he aprendido a amar. Y lo digo sin temor. Y lo siento sin temor. La vergüenza es agua filtrada en algún grifo submarino. Tiento al futuro a llenarme de sonrisas y billetes. A aprobarme el amor que hoy se sentir y que sentiré mañana porque mañana también será un hoy que aun no conozco. Pocas cosas hay seguras en esta vida y esto, irónica-mente, es la prueba de que casi nada es seguro. Lo que si es seguro, es que cada uno cosecha lo que siembra, cada quien recoge sus cosechas en esta vida. No es necesario esperar. No es preciso aguantar. Todo lo ve el gran ojo que es el ojo del comité universal de nuestros actos y si es sangre, sangre se cobrará. Si son risas, felicidad nos dejará. Las historias que se viven, que vives, que vivo cada día son reflejo de nuestros propios sentidos y sentires pasados. Todo lo que hoy tenemos lo hemos pensado. Y debo haber pensado y soñado muy bien para estar hoy donde estoy. Puedo escribir una canción o una poesía, un ensayo o una novela. Puedo componer una melodía o provocar un huracán de acordes con solo sentarme junto a mi guitarra. Todo es parte de mí. Todo es parte de ti. Las buenas y las malas irán contigo hasta que la muerte te separe de tu cuerpo, de esa comunión, de ese compromiso que tomaste al nacer. En la salud y en la enfermedad, si, contigo mismo y con tus malatías. Las ideas “son” ideales al momento de creerlas, y se hacen “reales” al momento de ejecutarlas. Las miserias y las riquezas no hacen más que formarte en la ilusión que portas en tu cuerpo desde el momento que empiezas a respirar hasta la última exhalación. La muerte es tan parte de tu vida como el nacimiento. Pocas cosas hay seguras en esta vida… el principio y el fin también son unas de ellas. No sabemos cómo y cuándo, dónde, por qué… pero esas cosas pasan en tu lugar, en tu momento, como una chispa que se enciende y se apaga. Lo que nunca sabremos es el por qué. Por lo menos mientras nuestros ojos se vuelvan a abrir. Sigo practicando el perdón, sigo intentando jugar conmigo y sé que hoy estoy perdonado. Sigo intentando creer que puedo soportar a quien me la juegan sin juzgarlos ni condenarlos. Sigo intentando probar a quien me pone a prueba. Sigo viviendo esta vida donde uno, por más que esté en su mejor día puede cruzarse con un ciego que tratara de joderte el momento. Pero no importa. Las vistas desde arriba de las nubes le dan a uno la sensación de “no pertenencia” a ningún lugar. Una sensación de que nada importa, excepto el amor. El propio, y aquel que compartimos con quienes elegimos amar. Cada día nos levantamos, nos lavamos los dientes, desayunamos y comenzamos la prueba de esta vida que pasa solo ahora, en este instante… y nos dormimos para seguir viviendo del otro lado, mientras el cuerpo se nutre y regenera. ¿Milagro? Quien no crea en ellos véase despertando cualquier mañana. Y si tuvo la gracia de volver a su cuerpo es que la vida aun le pone a prueba. Nuevos latidos. Nuevas miradas. Nuevas sonrisas. Nuevas palabras. Nuevos amores. Nuevos desencantos. Nuevas esperanzas. Nuevas lágrimas. Nuevas bocanadas… nuevas ideas. Nuevas aspiraciones. Nuevas divinidades que se hacen viejas al segundo siguiente. Mantenerlas está en la capacidad de todos. La voluntad. La facultad de ejercerla. Y tú te preguntas cuál es la prueba. Si la vida eres tú… La prueba eres tú. No te decepciones… solo eres otro más… parte de este juego… otro grano de arena en esta playa que se baña de sal cada mañana. Solo eres otra vida de todas estas vidas a prueba.

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